Polémica en Asturias: La Unión Europea prohíbe abonar los campos con purín (orines y estiércol) por riego



La Unión Europea prohíbe abonar con purín (orines y estiércol) por riego y obliga a inyectarlo en el suelo o a enterrarlo directamente en el caso de que se trate de estiércol.
Los vertidos de purines pueden contaminar el suelo por exceso de nutrientes (nitrógeno, fósforo y potasio), a su vez a las aguas continentales por sus nitratos, y la atmósfera por sus emisiones de amoniaco, metano y malos olores. Exponen a los colindantes a los efectos perniciosos de los purines que va desde los malos olores e irritaciones producidas por la urea hasta la exposición a las nitrosa minas (potencialmente cancerígenas) pasando por la exposición a agentes patógenos. A esto hay que sumar la contaminación por el empleo masivo de antibióticos, sobre todo en las grandes explotaciones de cerdos todo ello disparan los niveles de alerta sobre la salud humana y el medio ambiente.


Nota de prensa de la Coordinadora Ecoloxista d'Asturies:

Una vez más el Principado nos quiere engañar cuando dice que la ganadería asturiana apenas contribuye a la contaminación ambiental, y vuelve a ceder a los presiones de los ganaderos en el tema de la contaminación generada por los residuos ganaderos, es evidente que vamos a seguir sufriendo la contaminación de estos residuos muchas décadas más.
El cucho no es un grave problema ambiental en Asturias, pero sí lo son, los purines de las grandes explotaciones intensivas que son un grave problema ambiental en Asturias de primer orden. Hemos presentado centenares de denuncias por vertidos de purines, hemos denunciado  fuentes perdidas por filtraciones,  hemos denunciado cuadras que vertían sus residuos a los colectores de aguas residuales, hemos recibido centenares de quejas de vecinos hartos de sufrir la contaminación en sus casas por las vertidos de purines en invierno y verano que  hartos de denunciarlo a las administraciones y están pasan de todo.
Los vertidos de purines  pueden contaminar el suelo por exceso de nutrientes (nitrógeno, fósforo y potasio), a su vez a las aguas continentales por sus nitratos, y la atmósfera por sus emisiones de amoniaco, metano y malos olores. Exponen a los colindantes a los efectos perniciosos de los purines que va desde los malos olores e irritaciones producidas por la urea hasta la exposición a las nitrosa minas (potencialmente cancerígenas) pasando por la exposición a agentes patógenos como Salmonella, Brúcela, Mycobacteriumtuberculosos, Leptospira, Yeersinia, Campylobacter, Erysipelothris, Listeria y Treponema entre otros.
Mientras tanto el Principado  como los Ayuntamiento todos estos años ha hecho caso omiso a todas estas denuncias y quejas generadas por los purines, solo la Confederación Hidrográfica sancionaba a unos pocos cuando pillaban al ganadero vertiendo al cauce, en el resto de los casos a pesar de la evidencia del vertido de purín que se echaba a chorro o se vertía en una cuneta, o se tira en una sima, no tenía sanción de nadie, eso que tenemos lagos de purines por gran parte de las zonas ganaderas intensivas.
No podemos olvidar que tenemos en la región según el Sadei más  30.000 explotaciones ganaderas (16.331 bovinas, 9.014 equinas, 3687 ovinas, 1251 caprinas, etc..)  con unas 497.000 cabezas de ganado, explotaciones ganaderas  producen más 8 millones de toneladas de purines que una parte no se pueden reaprovechar a la manera tradicional, convirtiéndose por tanto los que no se aprovechan en un residuo con un gran impacto medioambiental.
El problema radica fundamentalmente en las grandes explotaciones ganadera de leche que sólo son  solo 2.000 explotaciones, con ganado estabulado y que se le limpia con agua lo que multiplica el volumen de residuos, que se agrava los meses de más temperaturas y este modelo es difícil de gestionar sus residuos, con una norma muy laxa  como la vigente que es una recomendación “El Código de Buenas Prácticas Agrarias” del año 1997 que  se implanta tras las otra Directiva 91/676/CEE relativa a la protección de las aguas contra la contaminación por nitratos, no obliga sino que recomienda, por lo que el ganadero acaba haciendo lo que le da la gana, el que quiere gestiona bien sus residuos y el que no los gestiona mal, porque las administraciones responsables se lo consienten.
Es cierto que los purines  son un buen abono, bien gestionados no son contaminantes, es verdad que tratados concentrados son recurso aprovechable para la obtención de energía mediante la biometanización y después queda un resto estable que en forma de digestato que se puede compostar, como se hace en otros lugares de España y del mundo. Las 3 plantas que hay en Asturias para tratar estos residuos ganaderos (Navia, Tineo, Cabrales) resultan claramente insuficientes, además de que hay un grave problema que retrae a los ganaderos el coste de llevar los purines a las instalaciones. Hay zonas de Asturias como la oriental y central que carecen de estas plantas que puedan tratar de una manera más adecuada los purines para transformarlos en energía y en un residuo más estable y menos contaminante.
Por eso es necesario que el Principado cumpla sus obligaciones y sea más exigente con los ganaderos que no cumplen, que los Ayuntamientos tengan en cuenta cuando dan licencias para nuevas cuadras o ampliaciones de estas el impacto para los vecinos colindantes de estas actividades, sino va ser difícil la convivencia deseada de los ganaderos y sus vecinos.

Fuente: Nota de prensa de la Coordinadora Ecoloxista d’Asturies

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